domingo, 27 de octubre de 2013

Malthus

Se cuenta cómo conquistó Al-Ándalus la península ibérica y se explica que fue Pelayo quien derrotó a los árabes en la batalla de Covadonga en el año 722.

 Se cuenta cómo en otoño de 1937 los soldados republicanos se refugiaron en las montañas asturianas y leonesas esperando que algo o alguien diera la vuelta a la tortilla, acabara con los nacionalistas y les salvase de la muerte.

Estas montañas acogieron a los hombres que acudieron allí a refugiarse; supongo que lo hicieron para no sentirse tan solas. 
Asturias y León... me parece normal que no les sometieran. 
No es por la escaramuza que tuvieron con Pelayo, es por qué querrían los árabes vivir en inmensas montañas donde hasta las palabras son ahogadas por el viento.


A veces conviene cuestionarse hasta qué punto un monte, un bosque o un secarral es apto para hacer orientación. La mapas crecen según una sucesión aritmética y las quejas según una sucesión geométrica.
La solución no está en la tecnología y la generación de recursos, la solución está en nosotros. 

No hay mapa más duro que las personas que corren en él, la orientación no es sólo la lucha con uno mismo, es la lucha con la montaña.

La orientación, la escalada, el senderismo... todos ellos representan una lucha. Una lucha ancestral por sobrevivir. Una lucha que no es de solo una persona sino de todos los hombres, de mis abuelos, de mis hijos, de nuestros antepasados y de nuestros nietos.

Los ultramaratones de Kilian y los desafíos de Jesús Calleja te lo venden, te lo presentan como una forma de vida, como una alternativa de ocio o como una necesidad del individuo, y no es que me parezca mal, es que me da pena las personas que olvidan sus raíces. Que haya personas que lo vean todo desde una silla y no vengan aquí a luchar por ser ellos mismos.

Yo miro estas montañas y hasta donde alcanza la vista les grito que son mías porque hasta donde alcanza la vista puedo ir como hombre, porque antes de mí fue alguien y después de mí irán otros. 

Porque yo solo soy el último soldado que lucha contra estas montañas, que lucha por hacerlas suyas.