jueves, 21 de agosto de 2014

Análisis Teórico de Largas

En unos pocos años se ha hecho presente la mejoría de los resultados de orientadores españoles en competiciones internacionales. No sólo me refiero a ganar o quedar en el top pero sí a que los puestos en competiciones internacionales que tenía por ejemplo Toño el de OrientaTraining han mejorado con los que tiene por ejemplo José Sáez, el Padrino-o. 

Fenómenos meteorológicos, míticos, minis, prosistas y animales de distinta procedencia son la cara visible del crecimiento de la orientación española internacionalmente. Con los o5días quizá quitar el sabor amargo que quedó de la worldcup. Que Hubbmann hermano de Hubbmann desprecia los marcapáginas con 5 pruebas oficiales peor para él, le falta tiempo este agosto para ver la respuesta española a su menosprecio -que no será solo suyo- escrita siguiendo normas ISSOM y en varias escalas. Él sabe que tiene la puerta siempre abierta y que le trataremos bien, comida abundante, clima cálido y ambiente inmejorable, que le podemos poner tractrac, pero que en el fondo, oye lo sentimos, en el fondo somos más de Thierry.

El caso es que esta tendencia a la mejora de la orientación española se ha dado sobre todo en las distancias cortas y medias, donde la orientación española ha conseguido grandes -y pequeñas pero que en realidad son grandes- victorias, y sin embargo, éstos resultados son difícilmente concebibles en la distancia clásica. La explicación común a esto es que, hombre, la orientación de un sprint urbano es la más universal ya que todo el mundo puede preparar una carrera en una ciudad y no ocurre así con preparar una carrera en un tipo de bosque.

Este argumento es cierto pero no es del todo correcto. El argumento es válido si queremos explicar por qué despuntamos en el sprint. No obstante, que el nivel nacional sea cada vez más alto no hay que atribuirlo tanto a la universalidad del sprint como sí al crecimiento general de la orientación en España. Dentro de lo que sería un marco habitual, la orientación española se encontraría en un alza sostenida desde que Martin Kromlund llegó aquí hasta que para contar el número de federados, en miles, haya que usar, por lo menos, dos manos y medio pie. La tendencia desde un inicio es siempre a la alza. No tienes por qué ponerte triste, medallista pseudo-olímpico, si aún le quedan años a la orientación española más le quedan a la orientación africana. Pero todo llegará algún día.

Ahora bien, dentro de este crecimiento sostenido, de este despertar, por qué, chico dime por qué nuestro nivel de larga se encuentra rezagado frente a las otras distancias. Varias son las razones.


Tras un riguroso y desordenado proceso de argumentación mental, Cosme Sánchez del Padrino-o, junto con la ayuda de todo aquel que quisiese hablar del tema desde mayo hasta agosto, ha elaborado el Análisis Teórico de Largas, un artículo más en un blog minoritario cuyo objetivo es analizar y dar propuestas de solución a algunos de los problemas que impiden que la orientación española de larga distancia evolucione al mismo ritmo que la de distancias cortas.


Lo primero a tratar es la extensión y la versatilidad de los mapas españoles. Con extensión me refiero al área cartografiada, la que en ocasiones se queda escasa para el trazado de una larga y la prueba se convierte en un trabalenguas. Ejemplo de este problema es la larga del Campeonato de España de este año, El Nacimiento en Antequera, que a los élites y juniors se les obligaba a bajar de la muntanya a mor de un cambio de mapa que a su vez les obligaba subir de nuevo a la muntanya más o menos por donde habían bajado.

Con versatilidad me refiero a las cualidades de un terreno que lo hacen apto para una larga distancia. Pongamos el caso del terreno de dunas, predominante en Valladolid (CEO 2015)  y en Cádiz. Este tipo de terreno incita (y vamos si incita) a ir lo más ajustado a la línea magenta, lo que obliga a cuidarse muy mucho el trazado para llegar a tener algunos tramos de elección de ruta interesantes. Ejemplo de este problema, sin dunas, es el terreno de la etapa 4 de los o5dias de España. Julio trazador quiso sacar las cosquillas con algún tramo largo pero sin embargo predominaba la orientación de media y la palabra 'larga' se quedaba tan sólo en la distancia. Pero no se le puede pedir mucho más al terreno, peras al olmo, si quizá por cercanía a donde yo vivo no puedo encontrar ningún mapa que no sea así, y tenga que patearme la cornisa, bajar a Murcia o pagar el peaje en Portugal para correr una carrera larga con actitud de larga.

La solución a estos dos problemas viene por dos vertientes distintas, depende de si queremos entrenar una carrera larga o de si queremos organizar una carrera larga.

Para entrenar una carrera larga no hace falta tener un mapa de 50 hectáreas. La actitud de una carrera larga se caracteriza por la posibilidad de escoger entre varias elecciones de ruta. Esto se puede entrenar bien analizando y simulando carreras de otros (world of o y route to christmas) o haciendo carreras largas en el catching (que viene a ser otra simulación más). No obstante tu elección de ruta depende siempre de muchos condicionantes que quizá no se logren tener en cuenta observando una carrera de Olav Lundanes desde el ordenador. Lo que se puede hacer entonces es hacer un entrenamiento por intervalos focalizado en tramos largos. Así como hay grupos de personas que se van a un mapa pequeño y se marcan tres o cuatro bucles empezando y terminando en el mismo sitio se puede hacer algo parecido centrado en tramos largos. Para hacer tres o cuatro tramos largos no se necesita de un mapa excesivamente grande, incluso con ortofoto y LIDAR se puede hacer bien, y al tratarse de tan solo tres o cuatro tramos se pueden trazar o intentar trazar dando lugar a varias elecciones de ruta de una forma mucho más sencilla que si trazas una carrera de orientación entera. Quizá la elección de ruta sea escoger entre dos caminos, derecha e izquierda, pero ya es distinto de salir a correr por correr y es distinto a hacer una mariposa.

Ahora bien, para organizar una carrera larga debemos empezar teniendo claro que no nos deben gustar ni los trabalenguas ni la orientación de cross y que se puede organizar, vamos siempre se va a poder organizar, un trabalenguas y orientación de cross y habrá siempre gente contenta y descontenta con la carrera, dos horas la entrega luego a recoger balizas, y se acabó el jaleo en la mayoría de los casos. Pero si lo que de verdad queremos es que nuestro nivel internacional mejore, que la orientación española avance, las carreras de larga distancia de la liga nacional han de cambiar respecto a lo que tenemos ahora.

Una carrera de larga distancia debería tener actitud de larga; si bien esta actitud puede verse marcada en la totalidad de la carrera, sea el caso de la Liga Norte del Corzo del 2012 que en 6km contaba 6 controles, o bien debe tener un carácter mixto entre distancia larga y distancia media pero sobretodo ha de dominar el carácter largo de la prueba, como la larga del WOC de este año en el que hay un bucle phi, seis  controles seguidos donde predominan los cambios de dirección y los tramos cortos cuyo propósito es confundir al orientador -Fabian Hertner perdió mucho- y de dispersar posibles trenes.

Para organizar una carrera larga no vale cualquier mapa, cualquier trazado. Está claro que se deben cuidar mucho más los aspectos de extensión y versatilidad de los mapas. Aunque resulte extraño, no debemos tomar esto como una norma duramente coercitiva a la hora de organizar una carrera. Han crecido piedras en Valladolid, hemos allanado León y ya han empezado a desbrozar Pontevedra para el CEO 2016. Tendremos que movernos más, desesperarnos más e incluso empezar el trazado de cero, pero estoy absolutamente seguro de que podemos organizar carreras de larga distancia con actitud de larga distancia en cualquier provincia de España.

Otro problema importante es el de la distancia. Con dieciséis años en el WSOC (el de las escuelas), se trazó una larga de 6km y 300m de desnivel. A mí, que tal y como está estipulada la entrada a la selección sub18 de orientación para el EYOC en la liga española había corrido ya media temporada en la categoría H20A, donde la prueba más corta era de aproximadamente esa misma distancia, no me pareció nada del otro mundo. Se nos avisó -y con razón- que iba a ser una carrera dura y apenas la mitad de la selección sueca sub16 (dieciséis años) pudo acabar la carrera. Recuerdo que mis tiempos ese año habían sido de 2h20' en Villena, 2h50' en el Ibérico y 1h50' en el Costa Cálida. Después una hora debajo del implacable Lorenzo -una menos en Portugal-, la bala súbita, siempre serpenteando, siempre recta, sabia conocedora de salientes y sendas seguía con capacidad para seguir moviéndose, no al mejor ritmo, no con gran estilo, pero moviéndose.

El caso es que en 4 años, de los 16 a los 20, aquellas personas que se les hizo terriblemente dura la larga de 6km del WSOC acaban terminando con un tiempazo la larga de 11km del JWOC que es más del doble de dura. ¿Y qué ha pasado en esos cuatro años, del WSOC al JWOC, para pasar de terminar una carrera fácil, dura y larga con dificultades, a terminar otra carrera cuatro años después, más difícil, más dura y más larga, con una gran superioridad física y técnica?

La reflexión está en que correr carreras más duras, carreras más largas o más difíciles de las que por edad o por categoría tocaría correr no implica que se vaya a mejorar más que aquel que corre la carrera adecuada a su edad y nivel. A todos nos mola el mapa de élite y todos querríamos poder hacer recorridos así de chulos pero eso no significa que lo mejor para que yo mejore sea correr las carreras de élite. Que se nos hace dura la carrera, vamos a meternos, qué se yo, carreras el doble de duras, qué digo yo, el triple, el cuádruple, el diamante de duras, que así las otras me van a parecer pajilla. En España tenemos esa mentalidad. 

El lema del AsturExtrem lo deja, en otro contexto, bien claro: ORIENTA O REVIENTA.


Así llegamos reventados a veces.

Mi cuerpo adolescente -así como el mío muchos otros- no está preparado para correr tales distancias. En otros deportes, como las carreras de campo a través, la distancia máxima que puede correr un menor de edad oficialmente es de seis kilómetros. En la liga española de orientación no deberíamos tener que subirnos de categoría a una de un nivel superior para poder optar a formar parte de la selección española sub lo que sea. Nada de aplicar baremos ridículos, puzzle unido a la fuerza para extender los valores de justicia igualitaria (que no es lo mismo que igual) a todas las categorías. Actualmente España carece de una selección sub18 lo suficientemente fuerte para que sea presentada también para competiciones de sub20. En vez de querer abarcarlo todo se debería centrarse en mejorar individualmente lo que tenemos. Mi entrenador Jesús María Llamazares, Chusmiya, ideó un criterio deontológico a priori para determinar cuando debía uno aumentar el nivel, subir de categoría. Me decía así:


''Tú corre cada carrera en tu categoría. Que te parezca lo fácil o lo corta que quieras, pero en tu categoría. Únicamente cuando hagas tus carreras de orientación como un cross,, que me digas joba Jesús es que para mí esto es correr porque lo que es orientación me parece muy fácil, no fallo nunca. Únicamente entonces te subes de categoría; y vuelves a empezar hasta que vengas a decírmelo de nuevo.''


Este problema, el de la distancia, es un problema que afecta más a nuestra mentalidad que a la federación. A la federación, cambiar quizá criterios de selección para la sub16 y la sub18, cada uno en su categoría, aumentar un poco el nivel en cada una para que no haya un cambio tan brusco entre categorías, (entre 18 y 20 es brutal) y exprimir la cantera española todo lo que se pueda sin reventar ninguna máquina. A los orientadores, la gran tarea, cambiar de mentalidad.


Por último tratar el tema de la escala. Muchas veces en la liga española porque podemos, porque el mapa entra en un A4 de lujo a escala 1:10000 se da así, y si el terreno tiene detalles guapos guapos a 1:7500. Una larga, por mucho que nos pese, debe estar a 1:15000, al menos élites y juniors, mientras aún tengamos vista para estas carreras. Pasa que se está poco acostumbrado al uso de esta escala, lo que aumenta la dificultad de los controles cortos en 1:15000, que cuesta controlar la distancias, y la piedra que yo digo que está cerca en realidad me queda lejos, o me quiero pasar de lejos para subsanar el error y de verdad me paso de lejos del control. Entrenamientos, carreras, muchos deberían usar la escala 1:15000 y habituarnos a ella casi tanto como a la de 1:10000.

Éste es el análisis. Como veis, está abierto a nuevos planteamientos, a críticas constructivas y a comentarios de diversa índole. Queda trabajo por delante, pero, por suerte, tenemos ganas de trabajar.